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Exame por Renata Faber - 18/11/2024

Equipe redação

Por Equipo de Redacción
Publicado en 18 de noviembre de 2024

Margarete Coelho y Décio Lima, de Sebrae: la delegación brasileña es la segunda más grande en la COP de Bakú, con una fuerte presencia de líderes empresariales y representantes de asociaciones. (Leandro Fonseca/Exame)

Con la segunda delegación más grande en Bakú, Brasil tiene representantes en debates tanto en la Blue como en la Green Zone. El enfoque está en las transiciones y abarca todos los tamaños de negocios.

La lucha contra el cambio climático depende del trabajo colectivo de los gobiernos, la sociedad y el sector privado. Desde la COP26 en Glasgow, hemos observado una fuerte presencia del sector privado brasileño. En esta 29ª edición de la Conferencia Climática, en Azerbaiyán, donde la delegación brasileña es la segunda más grande, no está siendo diferente. A medida que los efectos del cambio climático se vuelven más frecuentes, las discusiones deben pasar de la teoría a la práctica. Y parece que en este sentido varios líderes empresariales y representantes de asociaciones se han dedicado a promover debates, en paneles que se realizan tanto en la Green como en la Blue Zone.

“En Brasil, las pequeñas empresas representan el 99% de la economía, y no podemos hablar de sostenibilidad sin incluirlas”, explica Margarete Coelho, directora de administración y finanzas de Sebrae. En este sentido, Coelho reconoce que las pequeñas empresas pueden tener dificultades para acceder a información y buenas prácticas y, con esto en mente, Sebrae creó el “Sello ESG Sebrae”, utilizando la metodología de la ABNT, y una plataforma de enseñanza que ofrece una ruta de sostenibilidad. Décio Lima, presidente de Sebrae, complementa que “la agenda de sostenibilidad ya no tiene marcha atrás, y necesitamos dar los instrumentos para educar al mundo en esta cuestión”.

Pero, a pesar de la relevancia de las pequeñas y medianas empresas, las grandes deben mostrar y pavimentar el camino. Para Davi Bomtempo, Superintendente de Medio Ambiente y Sostenibilidad de CNI, la industria brasileña tiene un papel fundamental en la transición hacia una economía más verde, y este proceso se basa en cuatro pilares. El primero es la transición energética, con proyectos y programas de eficiencia y una agenda abierta a nuevas tecnologías, como el hidrógeno verde y la captura de carbono. El segundo es el mercado regulado de carbono, y el tercero es la economía circular. Finalmente, la conservación forestal abre oportunidades para que el sector privado trabaje en la bioeconomía.

Rafael Tello, vicepresidente de sostenibilidad del Grupo Ambipar, explicó los desafíos de la economía circular que, si se superan, tienen un impacto importante en la lucha contra el cambio climático. Según estudios de la Fundación Ellen MacArthur, la adopción de la economía circular tiene el potencial de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40%, debido a la menor producción de materiales y al mejor tratamiento de residuos. Esta oportunidad llevó a un reposicionamiento natural de Ambipar, de una empresa de gestión de residuos a un modelo de negocio de economía circular.

Por dónde pasan las transformaciones

La transformación de una economía lineal a una economía circular implica un trabajo conjunto de muchas partes involucradas, desde educar a las empresas y la población sobre la correcta disposición de los residuos, hasta trabajar con cooperativas de recicladores y con el gobierno. En estos dos últimos casos, Tello habla sobre la importancia de dar escala y remunerar a las cooperativas de manera justa, además de buscar una forma de tributación que fomente la circularidad y no solo la correcta disposición de los residuos.

Las agendas de adaptación y justicia climática ganan cada vez más espacio en la COP, y fueron discutidas por Edison Carlos, presidente del Instituto Aegea. “Necesitamos preparar nuestra infraestructura para los eventos climáticos extremos, que serán cada vez más frecuentes”, explica Edison, citando como ejemplo las inundaciones en Rio Grande do Sul y la sequía en Manaus, lugares donde Aegea opera.

En Rio Grande do Sul, Corsan-Aegea reanudó el suministro de agua en tiempo récord en 67 municipios y, en Manaus, trabajó para que la ciudad no se quedara sin agua, a pesar de la sequía. “Ahora, queremos compartir nuestros aprendizajes con otras empresas y hacer toda nuestra infraestructura más resiliente. Los eventos extremos afectan a todos, pero los más pobres son los más afectados y los que tienen más dificultades para recuperarse después de estos eventos. Necesitamos mirar a esta población”, explica Edison.

Sobre las poblaciones económicamente más vulnerables, Edison explicó el impacto que el sector de saneamiento causa. “Cuando llevamos agua tratada y acceso a la red de alcantarillado, inmediatamente vemos una mejora en la salud de las comunidades. Como los niños se enferman menos y las mujeres no necesitan buscar agua, la deserción escolar disminuye, y las mujeres tienen tiempo para trabajar. Esto tiene un impacto relevante en los ingresos de las familias y en la educación”.

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