Por Equipo de Redacción
Publicado en 21 de agosto de 2023
Ladera entre Barra do Sahy y Baleia, mostrando algunos de los 693 deslizamientos causados por la tormenta de febrero (Foto: Instituto de Conservación Costera/Divulgación)
Las aeronaves esparcen semillas sobre las colinas de Barra do Sahy, en la costa norte de São Paulo, devastadas por la tormenta de febrero.
Devastado por tormentas en febrero, el municipio de Barra do Sahy, en la costa norte de São Paulo, se ha convertido en el objetivo de una iniciativa pionera que utiliza drones e inteligencia artificial para reforestar áreas degradadas.
Situada entre las montañas de la Serra do Mar y la costa, la región de Sahy experimentó más de 600 deslizamientos de tierra durante las lluvias de verano, un desastre que resultó en la muerte de 65 personas y la destrucción de más de 200 hectáreas de bosque atlántico.
El proceso de recuperación comenzó este agosto, liderado por el Instituto de Conservación Costera (ICC), una ONG que opera en las playas de la costa de São Paulo, en colaboración con Ambipar.
Sin embargo, este no es un reforestación convencional de laderas, donde los plantines son plantados uno por uno por humanos.
Debido al terreno accidentado y de difícil acceso, se utilizan drones para dispersar miles de semillas desde el cielo.
Las semillas de más de 20 especies nativas están encapsuladas en biocápsulas, que son cápsulas biodegradables hechas de colágeno.
Este material sería desechado por la industria farmacéutica, pero ahora cumple un nuevo propósito.
«El colágeno y el fertilizante son ricos en nutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio, que aceleran el crecimiento de los plantines», señala el ingeniero ambiental Gabriel Estevam del Centro de Investigación de Ambipar.
Cada dron libera hasta 3.000 cápsulas por viaje. Con su uso, es posible reforestar entre 30 y 50 hectáreas al día. En el caso de Sahy, las lluvias devastaron un total de 300 hectáreas de bosque.
El sistema creado por la empresa es similar a lo que la naturaleza hace con las aves.
Después de consumir brotes de plantas, las aves dispersan semillas enriquecidas con nutrientes de sus excrementos, lo que acelera el proceso de crecimiento.
La siembra asistida por drones también está acompañada por un software de inteligencia artificial que mapea el terreno e implementa un plan de vuelo, indicando los puntos exactos donde cada semilla debe ser depositada.
Según Estevam, el uso de tecnología reduce los costos de reforestación hasta en un 50%.
«En el caso de Sahy, se espera que la recuperación dure alrededor de dos años. Y se necesitará una década para que el bosque local alcance su máximo potencial», estima Estevam.
La empresa actualmente produce 30.000 cápsulas llenas de semillas al día.
Ya han probado la efectividad del modelo en áreas de la Serra da Cantareira, reforestando bosques ribereños que son cruciales para el equilibrio de las fuentes de agua dulce en esa región.
En el futuro, la idea es que estas biocápsulas se apliquen en proyectos aún más grandes, como iniciativas de conservación y restauración en la selva amazónica.