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Folha de São Paulo por Tercio Borlenghi Junior – 09/09/2024

Equipe redação

Por Equipo de Redacción
Publicado en 9 de septiembre de 2024

Atónito, el país asiste a la devastación, pero con los brazos cruzados.

En los últimos meses, he estado leyendo y viendo las noticias con mucha consternación ante lo que está sucediendo con el medio ambiente.

Los eventos climáticos extremos eran previsibles y se anunciaron. ¿Qué hemos hecho para contenerlos o minimizarlos?

Se sabe que las lluvias en gran volumen en Rio Grande do Sul entre abril y mayo, la sequía que avanza en el norte del país, los incendios que destruyen el bioma del Pantanal y otras áreas del Centro-Oeste y del Sudeste, además de la oscilación del clima, con altas y bajas temperaturas fuera de época, están totalmente conectados.

Al final de la década de 2000, el mundo recibió un shock al tomar conocimiento y, a partir de ahí, familiarizarse con dos palabras: calentamiento global. Desde entonces, la sociedad global corre contra el tiempo para recuperar el tiempo perdido. Dada la señal de partida, esta carrera no se detiene y parece no tener línea de llegada.

Gradualmente, ambientalistas, científicos del clima, gobiernos y representantes del tema se reúnen para discutir acciones eficaces para contener los daños climáticos. Entre ellas, la emisión de gas carbono (CO₂) en el planeta.

Dueño de uno de los mayores biomas del mundo, Brasil estará en el centro de atención el próximo año, ya que será sede de la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre Cambio Climático (COP30). El evento se llevará a cabo en Belém, en Pará, un estado que enfrenta una sequía severa, con los niveles de los ríos disminuyendo a un ritmo acelerado para esta época del año.

Por Tercio Borlenghi Junior – Socio fundador y CEO del Grupo Ambipar

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