Por Equipe de Redação
Publicado en 5 de junio de 2023
Las estrategias van desde la búsqueda de energía renovable y la remuneración de ejecutivos vinculada a objetivos ambientales, hasta cláusulas en contratos con proveedores.
Desde que la Red Brasil del Pacto Global de las Naciones Unidas (ONU) anunció la iniciativa Ambición 2030, que incluye uno de los siete movimientos enfocados en el tema climático, ha comenzado una carrera para reducir 2 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) en emisiones acumuladas. Actualmente, 64 empresas se han comprometido con el Movimiento Ambición Net Zero con la tarea de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero tanto en sus propias actividades como en las de sus proveedores y clientes.
Para lograr esto, han iniciado o reforzado estrategias como la remuneración variable vinculada a objetivos de sostenibilidad, el uso de energía y combustibles renovables, la inclusión de cláusulas en contratos de compras y otras acciones de reducción de emisiones. El movimiento espera la participación del liderazgo empresarial en acciones para mitigar no solo las emisiones producidas por las propias compañías, previstas en el alcance 1 del acuerdo, sino también las producidas indirectamente, en el alcance 2, e incluso las que se encuentran en el alcance 3, es decir, las que son indirectamente responsables.
La empresa constructora MRV se enfoca en los tres alcances mientras administra alrededor de 200 obras en 22 estados. «Las soluciones a menudo deben ser locales y cada día surge una nueva idea», dice el gerente ejecutivo de sostenibilidad, José Luiz Esteves da Fonseca. Desde 2015, según él, MRV ha compensado casi 85,000 toneladas de CO2e mediante la compra de créditos de carbono. La empresa ha buscado soluciones para las acciones más impactantes en su actividad. Actualmente, tiene dos plantas de energía solar en Minas Gerais y Bahía e instala paneles solares en los condominios que construye para abastecer de energía a las áreas comunes. «Termina siendo un punto de venta atractivo», dice Fonseca. Los clientes de MRV suelen ser jóvenes más conscientes del tema climático.
Otras iniciativas incluyen remuneración variable para ejecutivos con enfoque en sostenibilidad, preocupación por los materiales de construcción, como el uso de madera reforestada, y la reducción del consumo de combustibles fósiles, con el requisito de que el 70% del suministro de la flota sea con etanol. Fonseca dice que MRV ha estado trabajando para que los proveedores reduzcan las emisiones. «No los abandonamos, intentamos llevarlos hacia la sostenibilidad», comenta.
En Copel, la empresa estatal de energía de Paraná, uno de los objetivos de descarbonización es lograr que el 100% de la generación provenga de fuentes renovables; actualmente, se encuentra en el 94%. La compañía tiene autorización para operar una planta térmica de carbón y está estudiando cómo eliminarla de su cartera. También ha anunciado su intención de vender su participación en una planta de generación de gas, está buscando la certificación de los edificios administrativos y ha incluido cláusulas de sostenibilidad en los contratos con proveedores.
Otro objetivo implica reemplazar el 50% de su flota de vehículos livianos por modelos eléctricos. Los primeros automóviles con la nueva configuración comenzarán a circular este mes: al final del año habrá 30 unidades y para 2030 serán 120. «Reduciremos al máximo nuestras emisiones para 2030 y compensaremos lo que no sea posible», dice Vicente Loiácono Neto, director de gobernanza, riesgo y cumplimiento de la empresa. Según él, el hecho de que la empresa estatal tenga que cumplir con las normas de licitación al comprar productos impide la inclusión de requisitos más radicales.
En otro frente de este movimiento se encuentran empresas como Biofílica Ambipar Environment, que se dedica a la conservación y restauración de bosques en la Amazonía, el Pantanal y la Mata Atlántica para generar créditos de carbono, y está creando una plataforma de descarbonización para la industria y la gestión de residuos. «Nos enfocaremos directamente en el cliente, en sus emisiones, y compensaremos la descarbonización que no sea posible con los créditos que tenemos», explica Plinio Ribeiro, cofundador y CEO de Biofílica. Según él, con las tecnologías actuales, algunas emisiones no se pueden reducir en un 100%, por lo que habrá una demanda de compensaciones en el mercado.
Ribeiro dice que, aunque muchas empresas tienen departamentos de gestión de emisiones, los procesos a menudo son arcaicos, centrados en datos de consumo para un informe anual de información, que a veces puede ser impreciso. «La confiabilidad es la palabra clave. Tenemos clientes que se enfocan en la producción de cemento o en la venta de carne. Nuestro papel es más técnico, es traer las mejores prácticas, observar lo que está sucediendo afuera», afirma. «El mercado de carbono es nuevo, está en formación, tiene asimetrías y se necesita obtener resultados reales y medibles».
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